martes, 7 de abril de 2020

Algo completamente diferente

Una escena de lectura





Mis narrativas son, de hecho, muy influenciables por lo que consumo. Es difícil entonces poder dar con las escenas de lectura que a más grandes rasgos me marcaron. Me es más fácil reconocer las facetas humorísticas que adopto (o adapto, también, ya que estamos). Por mucho tiempo, los dos autores que más me influyeron en ese sentido fueron Fontanarrosa y la dupla Saborido/Capusotto. El origen de su influencia es difuso en ambos casos, no recuerdo cuándo los descubrí ni en qué momento, tampoco, empecé a notarlos en mis producciones. Pero debía mencionar a ambos. Sé, por ejemplo, que a Fontanarrosa recuerdo haberlo usado en cuanto a estilo (o eso creía, o eso intentaba) en algún que otro texto que tuve que hacer para lengua y literatura en primer año del secundario. Y a Saborido/Capusotto, sin ir más lejos, los tomé en una de las últimas producciones que realicé (en realidad no fue tanto desde la escritura si no desde la edición, ya que tomé un texto que había escrito un compañero, lo sinteticé y cambié el orden, le agregué efectos de sonido y creé una pieza radial).
Voy a tomar entonces el caso de Monty Python, que al llegar a mi vida hace bastante menos tiempo, tiene todavía la condición de que recuerde ese momento. Fue a mediados del 2018 que nos juntamos con un grupo de amigxs a ranchear una noche, supongo que de viernes. Éramos cinco personas, quizás se me escapa una sexta. Había un vino pero sólo dos tomaron con ganas. Estábamos en la casa de Manu, a solo cinco cuadras de la mía. En realidad, la cercanía es una condición en ese grupo; en general éramos amigos de antes, pero la relación se volvió más fuerte ese año cuando grupo de wpp mediante empezamos a juntarnos por el barrio, rompiendo con la hegemonía palermitana que se imponía en nuestros grupos de amigxs más extensivos. Nos encontrábamos en su living, sillón, sillas, una mesita, una tele y un piano. Y pintó youtube. Creo que veníamos de ver algún video de Les Luthiers, otro que gusta y mucho en nuestro grupo. Eso explicaría causas y consecuencias: la transición Luthiers - Python es bastante razonable, y si antes de esto se puso Les Luthiers porque Manu tocó en el piano “Kathy, la reina del saloon”, tema que gusta tocar, las cosas empiezan a cerrar más todavía. En fin, Youtube, y de alguna forma llegamos a Monty Python, posiblemente empezando con dos sketchs que uno de los presentes conocía de antemano, el de spam y el argument sketch (hoy en día retiraron casi todos los videos de la plataforma y es muy difícil conseguirlos bien allí, pueden probar que alguito hay pero en muy mala calidad e incompletos). Y entonces ya comprados por esa presentación nos dispusimos a ver un capítulo completo en netflix (ahí sí están). El que había visto los dos sketchs también había arrancado a ver la serie en orden, por eso pusimos el tercer capítulo de la primera temporada, “Cómo reconocer diferentes tipos de árboles desde muy lejos”. El humor de Monty Phyton mezcla lo ridículo con lo expresivo, lo verborrágico, lo exagerado, lo erudito, lo ingenioso, lo gestual, lo físico y a veces simplemente con lo ridículo de nuevo. Acabo de rever el capítulo y está lleno de joyas, pero las dos escenas que más me quedaron grabadas fueron la del hombre reparador de bicicletas (9:47) y el sketch del lechero (22:35). El primero por el principio, que es de un ingenio notable: “este hombre no es ordinario. Este es Juan Superman. En toda apariencia, es igual a cualquier ciudadano respetuoso de la ley” y la cámara, que estaba en un plano corto donde se veía al personaje vestido de Superman, se va a un plano general donde en la calle pasan caminando muchos supermanes. ¡Pero él es el superhéroe, porque se transforma en un reparador de bicicletas! De la segunda escena prefiero no revelarles nada del argumento. Es un microrrelato que, a diferencia de la anterior, donde la gracia está al principio, crea un ambiente de expectativa al principio que te va llevando hacia una resolución que es impredecible, porque no tiene nada que ver con la que uno esperaba (y llega tan rápido que no te da el tiempo de sospechar que una resolución lógica no tendría sentido en este programa), ni con las primeras veinte cosas que uno esperaría que podían pasar a continuación; y sin embargo el remate es absolutamente verosímil, y si bien apenas aparece no entendés nada, después repasás toda la escena y te das cuenta de la genialidad que acabás de ver. 
En alguno de estos dos momentos llegó la mamá de Manu a la casa y nos encontró llorando, algunxs revolcándonos en el piso de la risa. Si en ese momento nos hubiera preguntado si habíamos fumado habría sido muy difícil demostrar que estábamos sobrixs.

La primera vez en la que recuerdo haber hecho una producción inspirándome en Monty Python fue para un sketch radial post votación negativa de la Camara de Senadores de la Ley IVE. Era todo en un tono satírico pero dentro de la temática de lo que había sido el debate real. El toque Python apareció cuando en medio de Senadores, algunxs inventadxs, otrxs no, tomó la palabra Juan de Lancaster, Duque de Bedford.



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