martes, 9 de junio de 2020

¿Jorge? - Cuento breve propio


Sergio fue a una reunión de reencuentro con sus compañeros de la secundaria. No se veían hacía mucho tiempo. Compartieron un bello momento, charlaron mucho, recordaron grandes anécdotas, rieron. Le alegró especialmente saludar a Camila, a Miriam. Ellas habían sido parte de su grupo de mejores amigxs.
–Pero, al que no veo es a Jorge –les dijo, extrañado–. ¿Acaso no vino?
–¿Jorge? –dudó Camila.
–No sé de quién hablás – afirmó Miriam.
Sergio sonrío, pensó que le estaban haciendo una broma. Jorge era el cuarto amigo del grupo. Pero ellas no cedían a relajar el gesto. Se incomodó un poco, llegó a pensar que lo estaban diciendo en serio. ¿Se habría confundido el nombre? Estaba convencido de que no, pero le dio vergüenza preguntar, así que decidió cambiar de tema. 
Luego, a medida que se iba cruzando con otras personas, les fue preguntando, al pasar, por Jorge, aquel chico menudo, de ojos marrones, que usaba reloj, tan compinche suyo. Nadie lo había visto, nadie lo recordaba. No solo lo asustaba el descubrir que su camarada en la juventud era desconocido por todo un grupo de gente que había convivido con ellos cuarenta años atrás. También le parecían muy raras las reacciones de sus ex compañerxs al consultarles. Algunxs se ponían muy serixs, y le juraban en voz baja, apretando los dientes, que no existía tal persona. Un par abría grande los ojos, soltaba una risa nerviosa, y mirando hacia los costados decía casi a los gritos que no sabía de quién estaba hablando. Otrxs simplemente contestaban un “No...” rápido y se iban para otro lado. 
Sergio se fue temprano de la reunión. La estaba pasando pésimo. Sus compañerxs habían empezado a mirarlo mal, murmuraban en torno a él. ¿Habría enloquecido? 
Ni bien llegó a su casa fue a su oficina, se paró sobre un banquito y bajó del estante alto una caja. La abrió en su escritorio y revolvió entre viejos apuntes y recuerdos. Allí estaba, en blanco y negro, algo maltratada por los años, la foto que él sabía que tenía, jueza entre su cordura y la de lxs demás. Se la habían sacado dentro del colegio, no recordaba cuándo. Pero lo que vio lo dejó perplejo. Hubiera preferido encontrar sólo tres personas. Había cuatro, pero algo estaba mal con la persona de la derecha. Sus prendas brillaban en torno a un cuerpo casi invisible, como si se desintegrara poco a poco o como si algo o alguien se hubiera encargado de desvanecerlo de la imagen.